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El guerrero mexica que los españoles no pudieron vencer

  • Foto del escritor: Xiu
    Xiu
  • 19 mar 2018
  • 3 Min. de lectura

Cuando nos referimos al tema de la invasión española en America se nos viene a la mente la derrota de los pueblos americanos y en especial a los imperios de aquella época como lo fueron el Imperio Mexica y el Imperio Inca . 



La historia en general nos enseño de la gran hazaña de los aventureros europeos que sometieron a sangre y fuego a los "inferiores salvajes e incivilizados indios" .Sin embargo la realidad es otra y se sabe que aquellos imperios fueron derrotados por sus mismos sojuzgados y que en la lucha por su sobrevivencia surgieron heroes nativos que con valentía y gallardia se enfrentaron sin importar, a los hombres que que parecían ser invencibles 

Podemos citar entre ellos a Cuitláhuac o Cuauhtémoc por parte de los mexica, a Cahuide en los Incas , a Lautaro comandando a los indomables mapuches entre muchos otros conocidos . 


Pero ahora hablare de uno en especial que si bien o no podría considerarse héroe para su pueblo o solamente un guerrero como otros tantos.


Un guerrero que los españoles ni con sus arcabuces y todo lo que traían en si pudieron someterlo su nombre era Tzilacatzin y era un soldado mexica que durante el asedio de Tenochtitlan se hizo famoso por su valentía.


El era un guerrero de rango OTOMI , es decir un rango inferior al de Guerrero Aguila y Jaguar pues eran soldados comunes sin la capacitación de los segundos, pero estos guerreros se distinguían por ser fieros en batalla y eran los primeros junto con los Cabezas Rapadas en entrar en combate y hostigar al enemigo .

Fray Bernardino de Sahagún nos relata en breve como este soldado logró burlar a los españoles :

El capitán mexica Tzilacatzin:


"....Tzilacatzin gran capitán, muy macho, llega luego. Trae consigo bien sostenidas tres piedras: tres grandes piedras, redondas, piedras con que se hacen muros o sea piedras de blanca roca. 


Una en la mano la lleva, las otras dos en sus escudos. Luego con ellas ataca, las lanza a los españoles: ellos iban en el agua, estaban dentro del agua y luego se repliegan. 

Y este Tzilacatzin era de grado otomí.


Era de este grado y por eso se trasquilaba el pelo a manera de otomíes. Por eso no tenía en cuenta al enemigo, quien bien fuera, aunque fueran españoles: en nada los estimaba sino que a todos llenaba de pavor. 


Cuando veían a Tzilacatzin nuestros enemigos luego se amedrentaban y procuraban con esfuerzo ver en qué forma lo mataban, ya fuera con una espada, o ya fuera con tiro de arcabuz. 


Pero Tzilacatzin solamente se disfrazaba para que no lo reconocieran. 

Tomaba a veces sus insignias: su bezote que se ponía y sus orejeras de oro; también se ponía un collar de cuentas de caracol. Solamente estaba descubierta su cabeza, mostrando ser otomí.


Pero otras veces solamente llevaba puesta su armadura de algodón; con un paño delgadito envolvía su cabeza.


Otras veces se disfrazaba en esta forma: se ponía un casco de plumas, con un rapacejo abajo, con su colgajo del Águila que le colgaba al cogote. Era el atavío con que se aderezaba el que iba a echar víctimas al fuego. 

Salía, pues, como un echador de víctimas al fuego, como el que va a arrojar al fuego los hombres vivos: tenía sus ajorcas de oro en el brazo; de un lado y de otro las llevaba atadas en sus brazos, y estas ajorcas eran sumamente relucientes. 

También llevaba en las piernas sus bandas de oro ceñidas, que no dejaban de brillar. 


Y al día siguiente una vez más vinieron. Fueron llevando sus barcas al rumbo de Nonohualco, hasta junto a la Casa de la Niebla (Ayauhcalco). También vinieron los que andan a pie y todos los de Tlaxcala y los otomíes. Con grande ardor se arrojaron contra los mexicanos los españoles. ´

Cuando llegaron a Nonohualco luego se trabó el combate. Fue la batalla y se endureció y persistió el ataque y la guerra. Había muertos de un bando y de otro. Los enemigos eran flechados todos. También todos los mexicanos. De un lado y de otro hubo gran pena. De este modo todo el día, toda la noche duró la batalla. 


Sólo hubo tres capitanes que nunca retrocedieron. Nada les importaban los enemigos; ningún aprecio tenían de sus propios cuerpos. 


El nombre de uno es Tzoyectzin, el del segundo es Temoctzin y el tercero es el mentado Tzilacatzin.

Pero cuando los españoles se cansaron, cuando nada podían hacer a los mexicanos, ya no podían romper las filas de los mexicanos, luego se fueron, se metieron a sus cuarteles, fueron a tomar reposo. Siguiéndoles las espaldas fueron también sus aliados..."

No hay registro de la Muerte de Tzilacatzin , pero lo mas seguro es que los españoles no pudieron matarlo , además no fue el sino otro dos héroes que por su hazañas fueron totalmente olvidados por la historia de la conquista .



 
 
 

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